Te has preguntado alguna vez “¿Por qué choco con la forma de
pensar de mi pareja?” “¿Por qué a veces asumimos de forma tan distinta las
responsabilidades?” “¿Por qué me cuesta o nos cuesta expresarnos?”
Si cada pareja es
diferente y cada relación es un mundo, en el sexo femenino y en el masculino existen
determinadas características dominantes.
Hablando de forma generalizada,
podemos decir que si eres hombre te domina tu independencia, te gustan los
riesgos, compaginas familia y amistades (a veces sin mezclar unos y otros),
deseas tener todo bajo control o incluso luchas por ganar más que tu pareja,
económicamente hablando.
En el caso de ser mujer, domina en ti la feminidad, la
delicadeza, centrar tu dedicación de forma casi exclusiva en tu familia e hijos
(si los tenéis), la preocupación por tu belleza, los sentimientos o lo
maternal; si bien es cierto que cada vez está más latente esa necesidad de
independencia económica, de querer sentirte realizada en el mundo laboral y de
no ser tan dependiente de tu pareja.
Teniendo en cuenta estas características dominantes tan
diferenciadoras, el problema real surge con la falta de comunicación o de diálogo,
bien sea ante situaciones que os preocupan, ante determinadas actitudes y/o
acciones de nuestra pareja que no compartís o que os molestan, o incluso evitando
hablar de temas relacionados con las amistades o con la familia, aislando
indirectamente a la otra parte.
La falta de comunicación, en cualquiera de sus formas, siempre es dañina y repercute en la relación.
Hay que tener en cuenta que evitar el diálogo, limitando la posibilidad de
expresión, puede estar motivado por diferentes factores, como por ejemplo, que
seas una persona introvertida o por ejemplo porque deseas evitar preocupaciones
innecesarias en tu pareja, asumiendo y absorbiendo de forma exclusiva aquello
que le inquieta.
Lo más preocupante es cuando el silencio es motivado por un
querer y no poder. Cuando lo que se desea es decir algo y no puedes hacerlo. Esto puede deberse a una baja autoestima o tal
vez se deba a que algo te haga pensar que lo que tienes que decir no es
importante. A veces algún tipo de temor o daño psicológico puede ser la
causa de tu miedo a expresarte.
Compartir tareas, disfrutar juntos de momentos de ocio,
asumir de forma conjunta responsabilidades y preocupaciones, hacer partícipe a
tu media naranja de las alegrías o tristezas, ayudará a evitar la sobrecarga de
problemas laborales y familiares, las discusiones, situaciones de estrés e
incluso depresiones y baja autoestima.
Centro de Psicología, Hipnosis Clínica y Autohipnosis en Madrid.
C/ Orense 16, 9ª planta. Madrid
Tel. 91 555 40 77 · E-mail: info@chcpsico.com