jueves, 19 de noviembre de 2015

Las situaciones estresantes implican un gasto energético tanto a nivel psicológico como físico



Una adecuada gestión mental reduciría las excesivas visitas al médico en un 43%.


Fuentes: EUROPA PRESS, TENDENCIAS 21
En España abusamos en general de los medicamentos; estamos demasiado medicalizados. Así lo considera buena parte de la propia profesión médica y la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). 

Existe una "excesiva" medicalización de la sociedad actual, un problema que han achacado tanto a los pacientes, como a los profesionales sanitarios, a la industria farmacéutica, alimentaria y tecnológica. Y es que, a su juicio, se está intentando medicalizar a personas "sanas" poniendo como "excusa" la existencia de enfermedades que "no existen".

Uno de los problemas que más sufre la población española es el estrés, una de las principales causas de depresión, trastornos psicológicos y alteraciones orgánicas. Afecta de forma directa e indirecta a la salud. Por un lado, facilita la aparición de enfermedades o acelera el progreso de alguna ya existente y, por otro, estimula conductas nocivas o reduce la aparición de conductas saludables. 

La OMS (Organización Mundial de la Salud) estima que para el año 2020 la depresión se constituirá como la tercera causa de enfermedad, al lado de los problemas coronarios y los accidentes de tráfico. Será además la primera causa de incapacidad. 

Estas alteraciones o trastornos que perjudican nuestra salud son promovidos, en la mayor parte de los casos, por la sociedad actual tan acelerada en la que vivimos. Es una sociedad cada vez más estresante y exigente a diferentes niveles, ya sea físico, social y/o laboral, lo que repercute negativamente en nuestra salud y bienestar.

Un estudio realizado por un equipo de investigadores pertenecientes al Hospital de Massachusetts en colaboración con la Universidad de Harvard han demostrado que una adecuada gestión mental reduciría las visitas a los centros de salud en un 43%.


 Beneficios
Cuando no sabemos gestionar determinadas situaciones o tenemos la sensación que nos superan, poco a poco nuestro estado vital se va reduciendo, alterando nuestro bienestar tanto vital como social. Ante esta situación, probablemente, nos hemos planteado en algún momento, ¿debería acudir al médico? y como lo soluciono, ¿con medicación?  Pues bien, la práctica de ejercicios concretos de relajación o entrenamiento ante determinadas situaciones que alteren nuestro bienestar vital, ayudan a calmar la mente y reducen distracciones. 

El profesional cualificado debe enseñar y el paciente debe aprender a utilizar correctamente las herramientas necesarias para reducir y gestionar las manifestaciones clínicas del estrés, reducir la ansiedad y aumentar la  resiliencia  (cualidad de las personas para resistir y rehacerse ante situaciones traumáticas o de pérdida). 

Actividades como la meditación y ejercicios de atención plena, entrenamiento mental, psicología positiva y entrenamiento de habilidades cognitivas, le ayudarán a saber gestionar situaciones adversas de diferente origen que nos vayan surgiendo en la vida sin que alteren de forma negativa nuestra existencia.  Centrándonos en la gestión y manifestación clínica del estrés, así como, en la reducción de la ansiedad se logra reducir la necesidad del tratamiento del dolor crónico y de la fibromialgia, mejora de parámetros cardiovasculares, digestivos, sanguíneos, musculares o neurológicos entre otros.


Consecuencias del estrés 

Aunque parezca paradójico tenemos que tener en cuenta que no todo el estrés es negativo. El ser humano necesita un determinado grado de estrés o tensión. Este permite mantenernos con un nivel de activación óptimo, lo que nos capacita para responder a determinadas demandas ambientales, adaptándonos, creciendo o sobreviviendo. 

La inactivación o pasividad, lo que hace es provocarnos una apatía total o indiferencia que mantiene los niveles de rendimiento muy bajos. Y esto podría conllevar también depresión y estrés por inactividad, así como, generación de otras enfermedades.

Determinados niveles de estrés suponen un proceso natural de adaptación ante situaciones críticas, algo que nos ha permitido sobrevivir, adaptarnos a los cambios, superar obstáculos, cambios y dificultades con las que nos encontramos a diario. 



Ante este tipo de situaciones nuestro cuerpo se prepara. Para ello, se ponen en funcionamiento una serie de mecanismos y reacciones psicofisiológicas que nos ayudan a enfrentarnos a esa situación, o bien, a huir de ella. Pero, como todo, el exceso es perjudicial.

Las situaciones estresantes implican un gasto energético tanto a nivel psicológico como físico. Por lo que si permanecen en el tiempo, lo que conocemos como estrés crónico, nuestro organismo comienza a dar señales de alerta que se manifestarán en forma de diferentes dolencias y enfermedades, que nos impedirán, o por lo menos obstaculizarán, la realización de nuestras actividades diarias. 


El análisis realizado por el equipo liderado por James E. Sthal, hacen algunas sugerencias sobre que categorías resultarían más beneficiadas. Entre estas categorías, se encuentran los pacientes con problemas de salud mental, problemas neurológicos, problemas a nivel muscular, así como, pacientes con preocupaciones gastrointestinales, especialmente aquellos a los que les acompaña un elevado nivel de estrés.




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